miércoles, 5 de diciembre de 2007

QUE PAGUEN LOS DEMAS

Nicolás Sánchez Grimón


En estos días que se acercan y que por todos lados nos están incitando al consumismo, quiero compartir con ustedes una reflexión sobre este tema, basándome a su vez en otra reflexión de Jordi Cuadros un gran activista de Cristianismo y Justicia.

Un día fui un Centro Comercial. No era mi intención comprar nada, pero vi un balón de cuero y pensé que aquel balón me iría bien para regalar a un amigo que cumplía años. Lo compré. Me cobraron 50 euros... alguien pagó el resto.
¿De dónde viene el balón?

Están a punto de llegar a Pakistán. Este rebaño de vacas y terneros lleva días caminando casi sin comer y sin beber. La tierras es reseca. Algunos animales han muerto en el camino. Venían de la India donde allí son animales respetados. Su dueño los vendió por poco dinero. Ahora se arrepiente. Ha sido infiel a sus creencias.
Una vez que cruzan la frontera son sacrificados y extraídas sus pieles. Solo interesa su piel.
¿No se dan cuenta que justo acaba de empezar la historia y ya tenemos a un hombre con remordimientos y a unas vacas que han sufrido innecesariamente?
¿Y todo para qué?
La piel de las vacas pasa del matadero a la fábrica donde se convierte en cuero. El proceso del curtido consume agua en abundancia que la fábrica saca del río a cuya orilla ha sido construída. Una vez usada la devuelven al río pero esta vez conteniendo entre otros productos, residuos sulfurosos y sales de cromo. Dicha agua es maloliente y tóxica.
Una vez preparado el cuero ahora hay que coserlo para hacer el balón.
En dicho proceso se utiliza a niños que a partir de los diez años han sido preparados para este menester.
Trabajan durante muchas horas y sólo consiguen unas monedas y una taza de arroz .
Estos niños nunca tendrán la posibilidad de estudiar y su familia seguirá malviviendo como la mayoría de las familias de su pueblo.
Según datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), en los paises en desarrollo, 250 milones de niños de entre 5 y 14 años participan en actividades económicas esclavizantes. Casi la mitad de estos niños no están escolarizados y más de 80% de los niños trabajadores no saben lo que son días festivos ni tiempo libre.
El consumo en los paises ricos, entre los que nos enctramos nosotros es tal, que si todo el mundo consumiera como nosotros se necesitarían tres Planetas Tierra para sobrevivir.
Ahora me pregunto: ¿Tenemos que dejar de comprar el balón? No. Pero cuando lo compremos debemos pensar que detrás de ese balón donde correrán estrellas de fútbol, muchos provenientes de esos paises pobres, han quedados otros muchísimos que nunca tendrán esa posibildad aunque bastantes de ellos lo intentan emprendiendo una arriesgada aventura que a veces termina en tragedia como parece que nos vamos acostumbrando a ver con bastante frecuencia en nuestras costas.
Para que esto no ocurra, pensemos, al comprar un balón o cualquier otro juguete fabricado en esos paises, que nosotros estamos pagando parte de ese juguete, la otra parte la ponen los niños trabajadores, por lo tanto, no hagamos del consumo una injusticia.
Arrimemos el hombro en lo que esté de nuestra parte para aliviar esta situación .

A pesar de todo: ¡ FELIZ NAVIDAD !

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