Bruno Rodríguez Romero
Decía Albert Einstein: “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”.
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Cuando una sociedad empieza a perder sus valores éticos y morales, cuando escasean referentes dignos, cuando los golfos tratan de atemorizarnos y se enseñorean de la noche y de la calle. Cuando presenciamos de forma impasible toda clase de tropelías como la brutal agresión que días pasados acabó con la vida de un hombre joven, hijo único, sin que este suceso sea un hecho aislado en nuestras ciudades; todos, nos guste o no nos guste, tenemos una cuota de culpabilidad. Yo no estaba allí esa madrugada, pero de haber estado, ¿qué hubiese hecho?, ¿y usted?, ¿y tú?...Ahora es mucho más fácil buscar y señalar culpables: falta mayor número de policía patrullando las calles, en las casas y en los colegios no sabemos educar a nuestros hijos y bla, bla, bla. Buscamos culpables y parece que los encontramos en las fuerzas de seguridad, en los educadores y en los programas y juegos anti-educativos de TV y videojuegos. Y ciertamente algo de culpabilidad debe haber en todo lo anterior porque hacía allí se dirigen todos los cañones, pero ¿acaba aquí la relación de responsables?. No, por supuesto que no. Me parecería injusto obviar consciente o inconscientemente otras realidades determinantes para que estos hechos sigan ocurriendo, a saber, que vivimos en una sociedad cuyos miembros estamos fuertemente afectados de una grave enfermedad que se llama Cobardía Colectiva, la que criticaba Einstein y que hace que nos sentemos a ver lo que pasa, y quizás esta misma cobardía nos lleva a la segunda realidad que nos incapacita para presentarle cara y, con igual respeto que valentía, exigir a sus Señorías, los jueces y juezas responsables de aplicar las leyes e impartir justicia, una explicación del porqué incompresible razón o sinrazón, determinados especímenes que llevan la violencia implícita en sus genes están en la calle y gozan de nuestra misma libertad, si a continuación tenemos que leer, estupefactos, en los medios de comunicación que fulano fue detenido y puesto a disposición judicial y que en su haber contaba con veintisiete detenciones por idénticos delitos; que zutano y mengano que anteayer perpetraron un atraco a mano armada, tienen causas pendiente con la justicia, incluso por intento de homicidio. Y es que yo creo que nosotros, como ciudadanos profanos en materia de leyes, pero expuestos a los peligros que comporta la libertad de estos energúmenos, nos merecemos una aclaración.
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